[03] 1° Martes de Adviento
Santo Tomás de Aquino distingue dos tipos de necesidad:
- Necesidad absoluta: Aquello que es imprescindible para la existencia de algo. Sin ello, no puede existir ni lograrse su fin. Ejemplo: El sustento es necesario para la conservación de la vida humana.
- Necesidad por conveniencia: Aquello que no es estrictamente necesario en sí, pero que facilita alcanzar el fin de manera más adecuada o perfecta. Ejemplo: El caballo es necesario para realizar un viaje, ya que es el medio más adecuado y conveniente.
En el caso de la Encarnación, no fue necesaria por el primer tipo de necesidad (absoluta), ya que Dios, con su omnipotencia, podía haber reparado la naturaleza humana de otros muchos modos. Sin embargo, fue necesaria por el segundo modo, ya que la Encarnación es el modo más conveniente y adecuado para alcanzar la reparación del hombre y su elevación a la bienaventuranza.
La Encarnación fue necesaria para la promoción del hombre al bien:
- Para la fe:
La Encarnación fortalece nuestra fe porque el Hijo de Dios, que es la misma Verdad, se hizo hombre, lo que le permite al hombre caminar confiadamente hacia la verdad. (San Agustín) - Para la esperanza:
La Encarnación demuestra el amor de Dios por nosotros de forma tangible. Al ver a Dios hecho hombre, nuestra esperanza se afirma, pues esta es la mayor prueba del amor divino. (San Agustín) - Para la caridad:
La caridad se excita y crece al ver el amor de Dios manifestado en la Encarnación. Jesús mostró su amor por la humanidad viniendo a salvarnos, lo cual es el mayor motivo para amar a Dios y al prójimo. (San Agustín) - Para la rectitud de obrar:
Cristo, al hacerse hombre, vino a mostrarnos el ejemplo perfecto de vida recta y justa. No se debía seguir al hombre común, sino a Dios hecho hombre, quien nos enseña cómo vivir conforme a la voluntad de Dios. (San Agustín) - Para la plena participación en la divinidad:
A través de la humanidad de Cristo, el hombre es elevado a una participación plena en la divinidad, lo que constituye la verdadera bienaventuranza del hombre y el fin último de la vida humana. (San Agustín)
La Encarnación fue necesaria para la remoción del mal:
- Para que no se prefiera al diablo:
La Encarnación instruye al hombre para que no anteponga al diablo sobre sí mismo ni lo veneren. Al hacerse uno con la naturaleza humana, Cristo muestra que el diablo no tiene ningún poder sobre los hombres, pues Dios es quien toma carne. (San Agustín) - Para enseñar la dignidad de la naturaleza humana:
Cristo muestra al mundo la dignidad superior de la naturaleza humana, al unirse a ella. El hombre debe reconocer esta dignidad y evitar mancillarla con el pecado, pues la humanidad fue elevada al nivel divino a través de la Encarnación. (San Agustín) - Para destruir la soberbia del hombre:
La Encarnación muestra la humildad de Dios, lo cual sirve como remedio contra la soberbia humana. A través de la humildad de Cristo, se reprime y sana la soberbia del hombre, que es el mayor obstáculo para la unión con Dios. - Para enseñar la verdadera humildad:
Cristo se hizo hombre sin ninguna necesidad, pero para enseñarnos la verdadera humildad. En su Encarnación, muestra el camino de la humillación y el servicio a los demás, que es contrario a la soberbia y el egoísmo del hombre. - Para liberarnos de la servidumbre del pecado:
La Encarnación fue necesaria para liberar al hombre de la esclavitud del pecado. Al asumir nuestra naturaleza, el Verbo venció al diablo y al pecado, mostrando que el hombre, a través de Cristo, puede ser liberado de la muerte eterna. (San León Magno)