Cuando la coacción, discriminación y odio son constitucionales

«Francia se convirtió el lunes en el primer país del mundo en consagrar el derecho al aborto en su Constitución, culminando así un esfuerzo que comenzó como respuesta directa a la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de anular el caso Roe vs. Wade. Los legisladores de ambas cámaras del Parlamento francés votaron 780 a favor de la medida y 72 en contra, superando fácilmente la mayoría de tres quintos necesaria para enmendar la Constitución francesa».

Ante la aprobación del aborto como derecho constitucional en Francia, la Pontificia Academia para la Vida dijo que «en la era de los derechos humanos universales, no puede haber ‘derecho’ a quitar una vida humana».

Coacción vs. Libertad

Con mucha razón decía el P. Sáenz que «la exaltación desmesurada que el hombre moderno hace de la libertad, esconde un anhelo oculto, a saber, la «liberación» progresiva de los antiguos vínculos aún supérstites. No se trata de aquella fecunda libertad «para algo», libertad para el bien, para una vida digna, virtuosa, en el respeto del orden natural y sobrenatural, sino de la libertad “de algo”, es decir, de ligaduras éticas, de vínculos considerados poco menos que sofocantes«. (Alfredo Sáenz, El hombre moderno, Descripción fenomenológica)

Es aún peor cuando esta supuesta liberación para unos, es en realidad coacción para otros. Con razón, el padre Fabro decía que aquellas leyes civiles que no son acorde a la ley natural siempre deben imponerse con violencia (estoy en búsqueda de la cita exacta). Pensemos en los gobiernos comunistas que basaron su política en una filosofía idealista alejada de la verdad de lo real. Así tenemos la gran supresión de estos totalitarismos: la objeción de conciencia no existe.

Se llega a entender tal aberración humana cuando se toma en cuenta que estos sistemas democráticos han salido de filosofías que priorizaban lo subjetivo antes que lo objetivo, la idea antes que la realidad, el yo antes que Dios. Por eso tenemos a Francia, hija de la iglesia, con un espíritu ateo que recorre sus venas.

Discriminación vs. Igualdad

Es contradictorio que se vea como un derecho igualitarista el considerar no humanos a humanos que aún no han nacido. Más discriminación que esa no existe. Están identificando a un ser con el no ser.

¿Qué igualdad pueden esperar nuestras sociedades «hodiernas «democráticas» cuando arbitrariamente no se respeta la vida de los más vulnerables?

Odio vs. Fraternidad

Todo esto no hace sino sembrar odio y resentimiento en los corazones. ¿Si una mamá está dispuesta a matar a su propio hijo, qué más podemos esperar?

El aborto es un acto de odio radical, mucho más que los bombardeos en Gaza o Ucrania. ¿En dónde están los defensores de las minorías, de los agricultores y de los animales en todo esto?

Es impresionante la fragilidad de las ideas que nacen de la propia mente humana. Por otro lado, es un gozo inmenso el poder comprobar la firmeza de las verdades naturales sobre las que se funda nuestra fe y sobre la que se crearon las culturas occidentales que, lamentablemente, están sucumbiendo al orgullo más agudo que pueda existir. Un orgullo demoniaco.

¡Señor, que me oprimen, sal fiador por mí! (Isaías 38,14)

Rom 1,21-25: «porque habiendo conocido a Dios no le glorificaron como Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y se oscureció su insensato corazón: (22) presumiendo de sabios se hicieron necios (23) y llegaron a transferir la gloria del Dios incorruptible a imágenes que representan al hombre corruptible, y a aves, a cuadrúpedos y a reptiles. (24) Por eso Dios los abandonó a los malos deseos de sus corazones, a la impureza con que deshonran entre ellos sus propios cuerpos: (25) cambiaron la verdad de Dios por la mentira y dieron culto y adoraron a la criatura en lugar del Creador, que es bendito por los siglos. Amén».

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