Al final mi Inmaculado Corazón triunfará

Ante los momentos más difíciles de nuestra vida siempre hay que recordar lo que dijo la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?” y también lo que dijo la Virgen de Fátima: “Al final mi Inmaculado Corazón triunfará”.

Ella está siempre como madre atenta a darnos la ayuda requerida, darnos ánimo y llevarnos de la mano cuando lo necesitamos. Sobre todo cuando nos alejamos de ella, siempre saldrá a buscarnos acompañada de San José. Lo hizo con Jesús, ¿no lo hará con nosotros o con nuestros seres queridos?

Sobre todo cuando sus hijos quieren ser fieles a las enseñanzas de su Hijo y a la verdad. Ayer, día del Sagrado Corazón de Jesús y vísperas del Inmaculado Corazón de María, Dios ha querido que la luz de la verdad brille en las tinieblas de una justicia falsa y relativista.

Dos hechos que pueden resumir un poco el panorama

Nancy Pelosi dijo: “las mujeres estadounidenses el día de hoy tienen menos libertad que sus madres”. Es obvio un falso concepto de libertad, como si elegir un mal fuese parte de una libertad bien entendida. Es una corrupción de la capacidad que tenemos para poder elegir el bien que nos ayude a desarrollarnos como seres humanos. El problema es que hoy en día, si ni siquiera se puede definir qué es la palabra “mujer”, menos se podrá definir que es un “ser humano”.

El segundo hecho es que Amnistía Internacional publicó un video en donde va sonando el himno de Estados Unidos, mientras se muestran imágenes de mamás con hijos pequeños llorando, estudiantes llorando porque salieron embarazadas, una llamada con la noticia “estoy embarazada” luego de una fiesta. Imágenes que quieren llevarte a pensar “pobre mujer, ahora tiene una carga porque no es libre para abortar” y también “que terrible, ahora las mujeres no podrán estar con quien aman sin preocuparse por si salen embarazadas o no”.

La batalla

Vemos que los temas que están en juego son “verdaderas concepciones de…”, “el sentido real y objetivo de…”: libertad, amor, elección, vida, concepción, dignidad humana, ley natural y derechos humanos.

Ojalá podamos profundizar en estos temas para poder dar más luz al respecto. Por el momento, hay que tener en cuenta que no todos usamos las mismas palabras con el mismo significado. La batalla en ese punto es intelectual y requiere argumentos para poder evangelizar la cultura. Pero todo esto, si no está fundamentado en una intensa vida de unión con el Corazón de Cristo en el Corazón de su Madre, quedará sin el auxilio necesario para siempre actuar según el mandamiento de la caridad.

Ef 6,12: “que no es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal, que habitan en los espacios celestes”.

Sante Teresa de Calcuta en cambridge (1977)

Les dejo con parte del discurso que dio Santa Teresa de Calcuta el 10 de junio de 1977 en la Universidad de Cambridge al recibir el doctorado Honoris Causa, cuatro años después de Roe vs. Wade:

“Tu opinión decía que no necesitabas “resolver la difícil pregunta de cuándo comienza la vida”. Esa pregunta es ineludible. Si el derecho a la vida es un derecho inherente e inalienable, seguramente debe existir dondequiera que exista la vida. Nadie puede negar que el niño por nacer es un ser distinto, que es humano y que está vivo. Es injusto, por tanto, privar al niño por nacer de su derecho fundamental a la vida en razón de su edad, tamaño o condición de dependencia.

Fue una triste infidelidad a los más altos ideales de Estados Unidos cuando esta Corte dijo que no importaba, o no podía determinarse, cuándo comenzaba el derecho inalienable a la vida de un niño en el vientre de su madre.

Estados Unidos no necesita mis palabras para ver cómo su decisión en Roe v. Wade ha deformado a una gran nación. El llamado derecho al aborto ha enfrentado a las madres contra sus hijos y a las mujeres contra los hombres. Ha sembrado violencia y discordia en el seno de las relaciones humanas más íntimas.

Ha agravado la derogación del papel del padre en una sociedad cada vez más sin padre.

Ha retratado al mayor de los regalos, un niño, como un competidor, una intrusión y un inconveniente. Ha otorgado nominalmente a las madres un dominio ilimitado sobre las vidas independientes de sus hijos e hijas físicamente dependientes.

Y, al otorgar este poder desmesurado, ha expuesto a muchas mujeres a exigencias injustas y egoístas de sus maridos u otras parejas sexuales.

Los derechos humanos no son un privilegio conferido por el gobierno. Son derecho de todo ser humano en virtud de su humanidad. El derecho a la vida no depende, y no debe declararse como contingente, por el gusto de algún otro, ni siquiera de un padre o un gobernante.”

¡Viva el Inmaculado Corazón!