Desean morir por Cristo porque desean vivir solo para Él: Memoria de los mártires del siglo XX en España

Santos Pedro Poveda Castroverde, Inocencio de la Inmaculada Canoura Arnau, presbíteros, y compañeros, mártires

“Celebramos hoy 6 de noviembre la memoria de los santos Pedro Poveda Castroverde, Inocencio de la Inmaculada Canoura Arnau, presbíteros, y compañeros, mártires, en la que los santos Pedro, presbítero diocesano y fundador de la Institución Teresiana, e Inocencio de la Inmaculada, religioso pasionista, encabezan a los 2.050 santos y beatos, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos, que dieron a Cristo el testimonio supremo del amor, martirizados en odio a la fe en España, entre 1931 y 1939.”

1.       Segunda República

14 de abril de 1931, se proclama en España la “Segunda República”. Alfonso XIII que – como dice Pemán – “había sido educado en un respeto casi supersticioso a las ideas liberales” (p.339), abandona España -aunque parezca paradójico- al haber perdido las elecciones democráticas. “Una tarde de elecciones ha derribado una Monarquía de siglos…”, dice Pemán. (p.350)

“La república era como una concentración y alianza de todos los constantes enemigos de España”. Iban a hacer un esfuerzo definitivo por ser anti-españoles. “Napoleón… volvía a entrar en Espñana detrás de la masonería. Lutero, detrás de los intelectuales anticatólicos e impíos. Los turcos, detrás de los bolcheviques, asiáticos y destructores.”

2.      Anti-España

Sabían dónde se apoyaba España: Fe, Monarquía y Milicia, por lo que se esforzaron por destruirla y quitarle Unidad. Al ser república ya era anti-monarquía, así que se esforzaban en ser anti-militares y anti-católicos, además de Separatistas. Aquí es cuando se expulsan a los jesuitas diciendo que “España había dejado de ser católica”. Incendió iglesias y conventos, obras de arte, bibliotecas, archivos. Luego de cinco años de destrucción, llegaron a 1936, al “Frente Popular”. Es decir, la alianza de todos los enemigos más extremos de España (masones, socialistas y separatistas). Se iba a establecer ya el régimen comunista, a lo Ruso, cuando el 18 de julio de 1936, se estableció el “Movimiento Nacional” comandado por Francisco Franco.

3.      Aires de Cruzada

Sale lo mejor de España. En Navarra, hay casos en que en un regimiento se alistan el abuelo, el hijo y el nieto. En los hospitales se ven casos de soldados que rechazan la morfina diciendo a la enfermera “quiero morir sufriendo por Dios y por España”.  Vuelven los mártires y las catacumbas. “La Misa dicha con un vaso de cristal, un pañuelo y un pedazo de pan. “El paseo misterioso por las calles de Barcelona roja de aquel señor, aquella tarde de junio, seguido a cierta distancia de varios amigos que cuchichean entre sí. Aquel señor lleva en el pecho, escondido, el Sacramento. Es el día del “Corpus”. Aquello es la Procesión”. El 28 de marzo de 1936, termina le guerra y comienza la reconstrucción.

4.      Poveda

Poveda había dicho que “si hay que morir se muere, pero se muere con Cristo, en nombre de Cristo y para gloria de Cristo”. En una estampa de la Virgen había escrito: “El día 2 de febrero del año 1926, después de hechos los juramentos de defender con mi vida los misterios de la Asunción en cuerpo y alma, y de la Mediación universal, pido a la Santísima Virgen la gracia de ser mártir por estos dogmas”. Según ha relatado Álvaro del Portillo, la eventualidad del martirio fue tema de conversación, poco antes del estallido de la guerra, entre dos futuros santos, Poveda y Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei: “Hablaron de la eventualidad de que uno de los dos, o ambos, sufrieran martirio por ser sacerdotes. Habían llegado a la firme conclusión de que la muerte no interrumpiría su amistad. Aunque uno de los dos muriera, continuaría en el Cielo siendo amigo del otro”.

El 27 de julio de 1936, Poveda acababa de celebrar misa en su casa del nº 7 de la calle de la Alameda de Madrid, cuando irrumpieron cuatro milicianos, fusil en mano, con orden de detenerle. Les salió al encuentro diciéndoles: “Ese que buscan soy yo; Soy ministro del Señor”. Su hermano Carlos se empeñó en acompañarle a las dependencias oficiales donde le llevaron. Uno de los milicianos en el coche dijo: “la orden viene de muy alto; eres un pez muy gordo que has hecho mucho daño a los nuestros”. Pararon los milicianos en una taberna en la calle de la Luna a tomarse unos vinos. Pedro Poveda no bebió, y dijo a su hermano Carlos, cuando les separaron a la fuerza: “Se ve que Dios, además de fundador, me quiere mártir”, y le dio su pluma y su cartera.

5.      Más que desear morir, desean vivir para siempre

Es ese “para siempre”, esa “vida eterna” lo que hace a los mártires vivir solo para Dios durante su vida terrena. Dedicar su corazón, su voluntad, a amar a Dios por sobre todas las cosas, partiendo desde las más pequeñas. Esa fidelidad es la que secunda la gracia para que Dios haga de ellos verdaderos testigos de ese mismo amor, de ese deseo de vida eterna, el cual se sella con la muerte terrena. Desean morir por Cristo porque desean vivir solo para Él. Que Dios nos alcance esta gracia.