San Francisco antimoderno: el verdadero rostro del santo de Asís

Guido Vignelli escribió en el 2013 un libro titulado «San Francesco antimoderno». Allí desmiente la falsa imagen que se tiene de este santo, una imagen al gusto del mundo de hoy: buenista, pacifista, contrario a las Cruzadas, ecumenista, filomusulmán (que está a favor del islam), ecologista, vegetariano y revolucionario.

Hace unos meses en Perú, el P. Omar Sánchez – sacerdote amenazado de muerte por predicar la doctrina de la iglesia contra el comunismo– denunciaba esa falsa imagen de San Francisco de Asís: más parecida a la de un hippie romántico que a lo que fue, un guerrero radical por Cristo, un “anti-moderno», como decía Chesterton.

Ya en 1921 el Papa Benedicto XV advirtió: «Ese personaje de Asís, invención puramente modernista, que algunos nos presentan recientemente como poco respetuoso con la Sede apostólica y como defensor de un ascetismo vago y vacío, no puede ser identificado con Francisco ni considerado como un santo».

Los puntos que caracterizan al Francisco imaginario y progre, y que Vignelli va destruyendo uno por uno, son los siguientes:

1. San Francisco no fue buenista

En la Segunda carta a los fieles escribe[2]: «Los que aman las tinieblas más que la luz, negándose a observar los Mandamientos de Dios, son maldecidos por Él […]. En cualquier lugar, tiempo y manera en que el hombre muere en pecado mortal, el diablo […] le arranca el alma del cuerpo, causándole tal angustia y tribulación que nadie puede entenderlo si no lo ha sufrido […]. Así, el pecador pierde su alma y su cuerpo en su breve vida y termina en el infierno donde es atormentado eternamente».

2. San Francisco no fue pacifista

«La paz franciscana no es la paz que el hombre encuentra en sí mismo, sino la paz que el hombre encuentra en Dios cuando, […] en la humildad de un abandono perfecto, se confía solo a Dios», escribe Barsotti en su libro sobre el Santo.

Tras su conversión, Francisco adaptó su espiritualidad juvenil a su nueva misión de conquista religiosa, transfiriendo la batalla de lo natural a lo sobrenatural. Así, gustaba de presentarse como un “soldado de Cristo” y un “heraldo del gran Rey».

3. San Francisco no estuvo en contra de las Cruzadas

«Como recogió Fray Illuminato de Rieti, que acompañó a San Francisco cuando se presentó ante el sultán, éste le habría espetado lo siguiente: “Cuando invaden las tierras que has usurpado, los cristianos actúan con justicia, porque blasfemas del Nombre de Cristo y te esfuerzas por alejar de la verdadera Religión a tantas personas como puedes. Si, por el contrario, quisieras conocer, confesar y adorar al Creador y Redentor del mundo, los cristianos te amarían como a ellos mismos”. Cómo salió con vida de allí es realmente un milagro notorio.»

4. San Francisco no fue “ecumenista”

Entendiendo ese “ecumenismo” falso que quiere disolver todas las religiones en un sincretismo relativista. De hecho Francisco, «prohibió estrictamente que las personas sospechosas de herejía fueran aceptadas tanto en su Orden regular como en la Tercera Orden: «Si alguien, de palabra o con hechos, se aleja de la fe y de la vida católica, y si no se enmienda, sea expulsado totalmente de nuestra fraternidad», se recoge en la Primera Regla. Y en su Testamento exige que los frailes sospechosos de herejía o cisma sean encarcelados y entregados al cardenal protector de la Orden para ser investigados.»

5. San Francisco no fue filomusulmán

Como hemos visto en la intervención del santo frente al Sultán además de la predicación de sus religiosos en Marruecos, como relata Giacomo da Vitry: “Mahoma os guía por un camino falso y mentiroso que os llevará al infierno, donde ahora sufre ya tormento junto con sus seguidores”.

«Cinco de aquellos hermanos fueron torturados y decapitados por el califa de Marrakech en enero de 1220 y exaltados por San Francisco como los primeros verdaderos frailes menores, algo confirmado por la Iglesia cuando los beatificó como mártires.»

6. San Francisco no fue ecologista

Escribía Pío XI en Rite Expiatis, 19: «El que fue heraldo de tan gran Rey, quiere a los hombres conformes con la vida evangélica y con el amor a la Cruz, y no sólo amantes y enamorados de las flores, las aves, los corderos, los peces, y las liebres».

Como escribiera B. Tomasso de Celano, su amor a la naturaleza era para «alabar en todo al Artífice divino, refiriendo al Creador todo aquello que admiraba en las criaturas […]. En la belleza de la Creación veía un reflejo de la suma Belleza celestial».

Y en su Cántico de las criaturas no encontramos ni rastro de veneración idolátrica a la “madre naturaleza» o pachamama, sino que Francisco reafirma la bondad intrínseca de las realidades terrenales en tanto obras de Dios; “teofanías” que manifiestan la bondad divina y permiten al hombre contemplar, en la belleza creada, la Belleza increada.

7. San Francisco no era revolucionario

Ya desde el inicio, Francisco ve su misión más bien como una restauración: no en vano el encargo del mismo Cristo había sido aquel “restaura mi casa”.

Francisco nunca animó a los pobres a rebelarse. A diferencia de los pauperistas, no estaba obsesionado con el problema de la pobreza económica, sino con el de la pobreza espiritual, tanto que a menudo repetía que hay que preocuparse no por las condiciones terrenas, sino por el destino en el otro mundo: “Hay que desear no tanto la salvación del cuerpo como la de las almas”.

8. Señora Santa

En este libro vemos la verdadera luz y fuerza del evangelio, la cual brilla en San Francisco. No estamos llamados a imitarlo tanto en los detalles radicales de su vida, sino más bien en sus virtudes. Principalmente su amor total a Jesucristo, ante el cual consideraba nada todos los bienes de la tierra. Pidamos a la Virgen, «Señora santa, Reina santísima y Madre de Dios» (Saludo a la Virgen, 1, en: Fuentes franciscanas, 259), como le llamaba San Francisco, que nos conceda esta gracia.


[1] Pueden leer el artículo completo escrito por Jorge Soley en el 2019 y del cual tomo el material: https://www.infocatolica.com/blog/archipielago.php/1901311020-desvelando-al-verdadero-san-f

[2] http://www.franciscanos.org/esfa/ctaf2.html

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